martes, 28 de abril de 2009

fue una rendición de cuentas

Fue una Rendición de cuentas

De regreso al país luego de una cortas vacaciones y no precisamente visitando uno de los países previamente escogidos, gracias al escaso sentido común de un burócrata consular que me privó de volver a gozar las playas mejicanas, obligándome a cambiar de ruta caribeña lo que finalmente agradezco. En todo caso, ya de retorno a esta nación llena de ciudadanos revolucionarios, me encuentro con la definitiva renuncia de Carlos Vera como conductor de un espacio noticioso de Ecuavisa, debido a que la dirección editorial de dicha empresa pretendió reivindicar la “…posición de independencia y pluralidad inquebrantable…” que, obviamente, el citado periodista había comprometido. Es, entonces, un conflicto entre periodista y empresa que no admite mayores matices, sin embargo, resulta que el gobierno es el gran culpable de su separación ya que el canal prefirió “…el reclamo de la candidata de gobierno (María Duarte), infundamentado a mi libertad de hacer un programa (Cero Tolerancia) con quien yo programé (Jaime Nebot), me fui, simple.” (Universo, 22/04/09). Pienso que los hechos efectivamente son simples y, por ende, su interpretación también debería ser simple, mas no es simple imputarle al gobierno este desacuerdo y renuncia posterior, ya que la mera inculpación al sector oficial muestra su escasa imparcialidad política en el análisis, así como acusa tácitamente la pobre calidad existente en la dirección editorial de Ecuavisa.

Llegué a tiempo para votar el domingo 26 y lo hice apoyando una vez más el proyecto político que lidera Rafael Correa. Finalmente no hubo sorpresas, ni siquiera el probable triunfo de Jimmy Jairala en el Guayas porque el endoso de votos en familia no estaba garantizado. Pierina aún no tiene la oportunidad de exhibir meritos administrativos y polìticos que superen a los de simplemente hermana del Presidente, y, de otra parte, Jairala no es un desconocido ni candidato antipático al elector. Obviamente el triunfo de Jaime Nebot en Guayaquil tampoco fue una sorpresa, se lo esperaba. Era previsible, también, que el movimiento oficial obtenga la mayoría absoluta de la próxima Asamblea, así como tampoco es raro que el voto útil finalmente favoreciera a Lucio Gutierrez en detrimento de Noboa, pero de ahí a convertirlo en líder de la oposición es cándido. Lo que sí es perturbador para el gobierno son las votaciones seccionales en su conjunto, se prevé la pérdida de alcaldías en cantones importantes del país por obra y gracia, digo yo, de la secuela de resentimientos y alejamientos del movimiento oficial que se dieron luego de las elecciones primarias, mal impuestas y peor ejecutadas.

El triunfo de Correa, previsible o no, es realmente histórico, eso es innegable así se desgañiten algunos analistas señalando que se debió a la maquinaria estatal, a su populismo o a la inmadura y pobre oposición. No olvidemos que es un Presidente en ejercicio postulado para su reelección, dos años y más de gobierno desgastan y han desgastado a todos. Sin embargo, Correa salta el bache comunicándose con su gente directamente, manteniendo un discurso coherente, cumpliendo con su palabra en la nueva institucionalidad ofrecida y demostrando coraje en sus ejecutorias. Lo dicho es más importante que algunos de los vagos y superfluos criterios que escuché el domingo electoral. En todo caso, esta elección debe tomarse como la mayoritaria aprobación de una rendición de cuentas. Es que, efectivamente, un presidente reelecto en una sola vuelta electoral, que mantuvo una diferencia con el más cercano competidor de un 20% y más, indudablemente que fue aprobado con honores en su gestión. Sin embargo, no podemos soslayar que el período de transición institucional llega a su fin y que iniciamos la nueva república. En esta perspectiva creo que los errores de comunicación que el Presidente ha tenido, las equivocaciones de criterio en relación a algunos de sus más íntimos colaboradores y, además, la tenue voluntad presidencial en escudriñar la corrupción oficial, deben terminar.

Xavier Zavala Egas

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